viernes, 30 de diciembre de 2011

Consecuencias de la acción del EGO

Tanto en el conocimiento como en la acción,
la unidad es el verdadero fundamento.


El individuo, aceptando la división como su ley,
aislándose en sus propios límites egoístas,
es necesariamente mortal, oscuro e ignorante en sus obras.

Sigue en sus objetivos y en sus métodos un conocimiento que es personal,
gobernado por el deseo, por hábitos de pensamiento,
por oscuros impulsos subconscientes o,
a lo mejor, por una luz parcialmente interrumpida o desviada.

Vive por los rayos y no en la llama plena del Sol
(en el conocimiento parcial y no en la VERDAD).

Su Conocimiento es estrecho en su objetividad,
estrecho en su subjetividad,
carente del Conocimiento integral
y la obra total
y la voluntad total en el universo.

Su acción, por tanto, tortuosa, multirramificada,
vacilante y fluctuante en su impulso y dirección;
se desplaza entre falsedades para hallar la Verdad,
arroja o desecha fragmentos al mismo tiempo para separar el todo,
trastabilla entre errores y pecados para hallar lo correcto.

Al no vivir en la Verdad,
al no tener la totalidad de la Voluntad universal
ni la unidad concentrada de lo trascendente,
la voluntad individual no podrá caminar directamente
por la senda recta o buena hacia la Verdad o la Inmortalidad.

Gobernado por el deseo,
expuesto al choque de fuerzas en su derredor,
con lo que su egoísmo e ignorancia le prohiben armonizar,
está sujeto a los gemelos de la Ignorancia, sufrimiento y falsedad.
Al no tener la Verdad y Derecho divinos,
no puede tener la Felicidad divina.


ISHA UPANISHAD
Sri Aurobindo








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