domingo, 10 de junio de 2012

El ser falso y el Ser Real

Toda la dificultad en encarar espiritualmente
las obras de la vida
surge porque la voluntad-en-la-vida
para los fines de la Ignorancia
creó un género falso de alma del deseo (ser falso)
sustituyendo así la CHISPA de la Divinidad,
la Psiquis Verdadera
el Ser Central o Real (Ser Real).

Todas o la mayoría de las obras de la vida
están en la actualidad
o parecen ser accionadas o viciadas
por esta alma del deseo;
hasta quienes son éticos o religiosos,
hasta quienes tienen la apariencia del altruismo,
de la filantropía,
del autosacrificio y la autonegación están traspasados por ella.

Esta alma del deseo es un alma separativa;
pugna siempre,
abiertamente o bajo máscaras más o menos brillantes,
por su propio crecimiento,
posesión,
goce,
conquista e imperio.

Si la Vida debe librarse de la maldición del desasosiego,
la desarmonía
y la perversión,
el Alma Verdadera,
al Ser Psíquico (Central, Real, Atemporal…)
debe acordársele su sitio rector
y debe haber una disolución
del alma falsa del deseo y del ego.

Pero esto no significa que deba forzarse o negarse a la vida misma su innato lineamiento de realización; pues detrás de esta alma exterior del deseo hay en nosotros un ser vital interior y verdadero que no ha de disolverse sino que ha de ponerse de relieve y en su verdadero accionar como poder de la Naturaleza Divina. La relevancia de este ser vital verdadero bajo la orientación de la verdadera alma recóndita, dentro de nosotros, es la condición para la realización divina de los objetos de la Fuerza Vital. Estos objetos seguirán incluso siendo los mismos en esencia, pero transformados en su motivación interior y carácter exterior. El Poder Vital Divino será también un anhelo evolutivo, una fuerza de autoafirmación, pero afirmación de la Divinidad dentro de nosotros, no de la pequeña personalidad temporaria sobre la superficie -un desarrollo en el verdadero individuo divino, el Ser Central, la Persona secreta e imperecedera, que puede emerger sólo por subordinación y desaparición del ego. Este es el verdadero objeto de la vida: crecimiento, pero crecimiento del espíritu en la Naturaleza, afirmándose y desarrollándose en la mente, la vida y el cuerpo; posesión, pero posesión por la Divinidad de la Divinidad en todas las cosas, y no de las cosas en sí por el deseo del ego; goce, pero goce del Ananda divino en el universo; batalla, conquista e imperio en la forma de un conflicto victorioso con los Poderes de la Oscuridad, una autonorma y dominio espirituales e íntegros sobre la Naturaleza interior y exterior, una conquista por parte del Conocimiento, del Amor y la Voluntad Divina sobre los dominios de la Ignorancia.

Sri Aurobindo - Síntesis del Yoga, Libro I - Capítulo VI


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sábado, 9 de junio de 2012

Sobre el EGO

El altruismo, la filantropía, el humanitarismo y el servicio
son flores de la conciencia mental y,
a lo más,
representan la fría y pálida imitación mental
de la llama espiritual del Amor Divino universal.

Al no liberar verdaderamente del ego-sentido,
lo amplían al máximo,
acordándole una mayor satisfacción;
impotentes para practicar un cambio de la vida
y naturaleza vitales y humanas,
sólo modifican paliando su acción
y embadurnando su inmutable esencia egoísta.

O si son seguidos con intensidad y entera sinceridad volitiva,
ello ocurre por una exagerada amplificación
de un sólo lado de nuestra naturaleza;
en esa exageración no puede haber una clave
 para la evolución divina plena y perfecta
de los muchos lados de nuestro ser individualizado
hacia el Eterno Universal y Trascendente.


Sri Aurobindo - Síntesis del Yoga, Libro I - Capítulo V




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jueves, 7 de junio de 2012

El Divino Personal e Impersonal

... Nuestra visión debe ser hacia Uno y una Unidad libres, omniperfectos, perfectos y bienaventurados en los que todos los seres se mueven y viven y, a través de los cuales, todos pueden encontrarse y unificarse.

Este Eterno será a la vez personal e impersonal en su autorrevelación y contacto con el alma.

Es personal porque es el Divino consciente, la Persona infinita que lanza cierto interrumpido reflejo de sí en la miríada de personalidades divinas y no-divinas del universo.

Es impersonal porque se nos presenta como una Existencia, Conciencia y Ananda infinitos y porque es la fuente, base y componente de todas las existencias y todas las energías -el material mismo de nuestro ser y mente, vida y cuerpo, de nuestro espíritu y nuestra materia-.

El pensamiento, concentrándose en él no debe entender que existe meramente en una forma intelectual, ni concebirla como abstracción y necesidad lógica: debe convertirse en pensamiento vidente capaz de encontrarlo aquí como el Habitante de todos, de comprenderlo en nosotros, de observar y sostener el movimiento de sus fuerzas.

Él es la Existencia única: es el Deleite original y universal que constituye todas las cosas y las supera: es la única Conciencia infinita que compone todas las conciencias e informa todos sus movimientos; es el único Ser ilimitable que sostiene toda acción y experiencia; su voluntad guía la evolución de las cosas hacia su objetivo y plenitud aun no realizados pero inevitables.

A él puede consagrarse el corazón, aproximarse como el supremo Amado, latir y moverse en él como en una dulzura universal del Amor y un mar viviente del Deleite.

SRI AUROBINDO - SÍNTESIS DEL YOGA - Parte Primera - YOGA DE LAS OBRAS DIVINAS - Capítulo II



 


 
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La Mente Superior

La mente superior del hombre es algo distinto, más sublime, más puro, más vasto y más poderoso que la razón o la inteligencia lógica.

El animal es un ser vital y sensitivo; se dice que el hombre se distingue del animal por poseer razón. Pero este es un enfoque muy resumido, imperfecto y descaminado del asunto. Pues la razón es sólo una actividad particular y limitada, utilitaria e instrumental que procede de algo mucho mayor que ella misma, de un poder que mora en un éter más luminoso, más amplio e ilimitable.

La importancia verdadera y última, para distinguirla de la inmediata o intermedia, de nuestra inteligencia observadora, razonadora, inquisitiva y juzgadora es que prepara al ser humano para la correcta recepción y acción de una Luz desde lo alto que debe reemplazar en él, progresivamente, la oscura luz desde abajo que guía al animal. Lo último también tiene una razón rudimentaria, una clase de pensamiento, un alma, una voluntad y agudas emociones; aunque menos desarrollada, su psicología es, con todo, en cuanto al género la misma que la de hombre.

Pero todas estas capacidades del animal se mueven automáticamente y se limitan estrictamente, casi constituyéndose incluso por el ser nervioso inferior. Todas las percepciones, sensibilidades y actividades animales son regidas por los instintos nerviosos y vitales, por los anhelos, necesidades y satisfacciones, cuyo nexo es el impulso y deseo vitales. El hombre también está atado, pero menos, a este automatismo de la naturaleza vital.

El hombre puede aportar voluntad, pensamiento y emociones iluminados a la difícil obra de su autodesarrollo; puede someter cada vez más la función inferior del deseo a estas guías más conscientes y reflexivas. En la proporción en que domina de ese modo e ilumina su yo inferior, es hombre y no ya animal.

Cuando empieza a reemplazar completamente al deseo con un pensamiento, visión y voluntad mucho más iluminados, en contacto con el Infinito, sujetos conscientemente a una voluntad más divina que la propia, vinculados a un conocimiento más universal y trascendente, comenzó el ascenso hacia el superhombre; se halla en su marcha ascendente hacia la Divinidad.

Sri Aurobindo - Síntesis del Yoga, Libro I - Capítulo II


 
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