jueves, 7 de junio de 2012

La Mente Superior

La mente superior del hombre es algo distinto, más sublime, más puro, más vasto y más poderoso que la razón o la inteligencia lógica.

El animal es un ser vital y sensitivo; se dice que el hombre se distingue del animal por poseer razón. Pero este es un enfoque muy resumido, imperfecto y descaminado del asunto. Pues la razón es sólo una actividad particular y limitada, utilitaria e instrumental que procede de algo mucho mayor que ella misma, de un poder que mora en un éter más luminoso, más amplio e ilimitable.

La importancia verdadera y última, para distinguirla de la inmediata o intermedia, de nuestra inteligencia observadora, razonadora, inquisitiva y juzgadora es que prepara al ser humano para la correcta recepción y acción de una Luz desde lo alto que debe reemplazar en él, progresivamente, la oscura luz desde abajo que guía al animal. Lo último también tiene una razón rudimentaria, una clase de pensamiento, un alma, una voluntad y agudas emociones; aunque menos desarrollada, su psicología es, con todo, en cuanto al género la misma que la de hombre.

Pero todas estas capacidades del animal se mueven automáticamente y se limitan estrictamente, casi constituyéndose incluso por el ser nervioso inferior. Todas las percepciones, sensibilidades y actividades animales son regidas por los instintos nerviosos y vitales, por los anhelos, necesidades y satisfacciones, cuyo nexo es el impulso y deseo vitales. El hombre también está atado, pero menos, a este automatismo de la naturaleza vital.

El hombre puede aportar voluntad, pensamiento y emociones iluminados a la difícil obra de su autodesarrollo; puede someter cada vez más la función inferior del deseo a estas guías más conscientes y reflexivas. En la proporción en que domina de ese modo e ilumina su yo inferior, es hombre y no ya animal.

Cuando empieza a reemplazar completamente al deseo con un pensamiento, visión y voluntad mucho más iluminados, en contacto con el Infinito, sujetos conscientemente a una voluntad más divina que la propia, vinculados a un conocimiento más universal y trascendente, comenzó el ascenso hacia el superhombre; se halla en su marcha ascendente hacia la Divinidad.

Sri Aurobindo - Síntesis del Yoga, Libro I - Capítulo II


 
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